El búho pensador...
25 de junio de 2020
Él puede protegernos; siempre lo hace con cuidado y abierto a la crítica.
Entonces... ¿Por qué no se sienten los resultados?
El emperador sabe cómo hacerlo. Siempre está atento a nuestras necesidades y tiene la sensibilidad para cambiar.
La seguridad (jurídica, social, económica y pública) es la principal función que sustenta la existencia del estado y entrega al gobierno el monopolio del legítimo uso de la fuerza para garantizarla... ¿qué está pasando?
“La corrupción se acaba igual que al barrer las escaleras; de arriba a abajo. Si acabamos con la corrupción alcanzará para todos los proyectos y todos viviremos seguros y en paz.”
Sientan el cambio en la seguridad del día a día....
Cuando concluyó la anterior administración, los niveles de inseguridad pública eran abrumadores. De eso no cabe la menor duda.
La acumulación de pérdidas humanas por actos de violencia se volvió un espectáculo Dantesco que al paso de los años ha tomado tintes de normalidad. Lo último es más grave que cualquier otra cosa.
Fue la inseguridad uno de los principales motores en el discurso del emperador. Él siempre aseguró que llegando al Palacio - éste y otros temas - serían resueltos casi de manera inmediata.
Bajo esa premisa es que muchas personas lo eligieron para administrar a la nación.
Definitivamente la demanda es más que legitima; eso jamás se cuestionará.
Pasaron muchos meses y el emperador ha cumplido...
¿¿Será...??
Entendiendo que el fenómeno de la inseguridad está asociado a muchos factores, entonces debemos aceptar que siendo un conjunto de eventos vinculados se ha vuelto casi imposible resolverla.
El problema se gestó durante muchos años y se fue consolidando con la complicidad de varios actores de la sociedad; ha sido culpa de todos nosotros por acción y/u omisión
Siendo autocríticos y aceptando que éste es un problema que todos hemos avalado, entonces habrá que entender de la misma forma todos somos parte de la solución.
Ahora... ¿qué papel juega el emperador aquí?
El iluminado prometió resolver de tajo la triste realidad que hemos padecido como nación en los últimos años. La percepción de la gente sobre los problemas se mide a través de las encuestas. Curiosamente éstas no han sido muy utilizadas en los últimos meses (o al menos no se han difundido). Tal parece que la medición de los hechos se ha reducido atendiendo a diversos intereses.
Una premisa de la planeación estratégica es que todo lo que hacemos debe ser controlado para que dé resultados; para lograrlo debemos medir las acciones y los resultados y por ende es obligado desarrollar indicadores de desempeño. En resumen, todo aquello que no se mide no se puede controlar y por lo tanto distrae recursos, así que se debe deshechar.
La directriz del emperador ha sido que se puede resolver el problema instrumentando acciones morales que nos den paz interior por un lado y atacar los problemas que causan de origen la inseguridad a través de dar recursos económicos a los desfavorecidos; ciertamente ambos son necesarios pero no debieran ser el eje de solución para un problema tan grave.
No basta la estrategia de los abrazos y renunciar al uso de la fuerza para controlar la situación.
No debemos aceptar que quien dirige los legítimos esfuerzos por brindar la seguridad se congratule por reunirse con personas que representan claramente las prácticas de violencia que tanto nos han ofendido, otorgando perdón y olvido, mientras que al mismo tiempo se niega a hacerlo -incluso denostando- a otros que han sido víctimas directas de dicha violencia.
La reflexión del día...
Debemos hacer un alto en el camino y proponernos como país una forma diferente de atender las causas que originan la inseguridad. Debemos exigir a quien nos representa, y que ya fue contratado, para que haga su trabajo... No podemos, ni debemos aceptar, que el emperador decline su principal responsabilidad en este y todos los temas...
Los espero mañana...
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