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Foto del escritorEl Búho Pensador

Cuatro historias, una justicia...

El búho pensador...

29 de julio de 2020


La justicia es un concepto creado por el hombre para establecer valores y orden. Esa palabra por sí misma tiene muchas acepciones y connotaciones.

Entonces... ¿Por qué sentimos que no existe?



La discusión de la justicia conlleva un conflicto epistemológico y semiótico. Nos obliga a una reflexión filosófica y social muy profunda.

¿Por qué parece que la balanza de lo justo se inclina hacia unos?


“Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie.

Antes de iniciar estas líneas debo aclarar que este Búho no es abogado y no busca crear polémica desde lo conceptual y/o lo jurídico.


La justicia es una palabra que se utiliza de muchas formas y maneras en todo el mundo. Es una estructura fonética cargada de miles de significados y significantes. Cada uno la interpretamos -como dicen en mi pueblo- según cómo nos vaya en la feria.


El debate de hoy partirá de lo coloquial y lo más sencillo, tan sólo para reflejar las frustraciones de millones de personas que sentimos que tal vez se esté cumpliendo la ley -sólo tal vez- pero no se hace justicia.


Hoy viajaremos al mundo de la fantasía y lo irreal sólo para ejemplificar la discusión.


"Justicia

1. f. Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.

2. f. Derecho, razón, equidad.

3. f. Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene.

4. f. Aquello que debe hacerse según derecho o razón. Pido justicia.

5. f. Pena o castigo público."


Narraré cuatro historias distintas que se dan en mi mente. Nuestros protagonistas son personas imperfectas, como todo lo que existe o nos imaginamos que existe. Tres hombres y una dama. Iremos de lo sencillo a lo complejo.


¡¡Gracias por acompañarme en este loco desvario!!


Hablando de la ciencia jurídica y el derecho se comete el error de asumir que los jueces hacen justicia; ellos solamente evalúan los hechos y a partir de estos vigilan el exacto cumplimiento de la Ley

Entonces... ¿Por qué nos confundimos?


1. La historia de Juan.

No quiero usarlo.


Un joven que responde al nombre de Juan, de poco más de 22 años, se encontraba sentado placidamente en un lugar hermoso del sureste. Un sitio turístico lleno de magia e historia. Miraba al cielo y meditaba sobre su fortuna. ¡¡Cuánta alegría estar aquí contemplando el intenso azul del cielo y la profundidad de las blancas nubes!!, pensaba...


En un instante, aparecieron los señores de la ley... policías les llaman tradicionalmente. Esos gallardos caballeros cuestionaron insistentemente al puberto sobre el porqué no llevaba un cubrebocas al encontrarse enmedio de una lugar público.


"No quiero usarlo" respondió el mozalbete.


Se le invitó a cubrirse el rostro y que de no hacerlo sería remitido ante la autoridad competente. Él refrendo su respuesta y sólo dijo que no podían llevarselo por ese motivo.


¡¡Sí podían y lo hicieron!!


Así terminó nuestro amigo Juan ante un Juez de Justicia Cívica, reprendido por desobedecer las normas establecidas para cuidar su salud y la de los demás.


Esperemos que ese criminal muchacho entienda que aún le faltan por vivir muchos años más y que debe someterse al mandato de la Ley.


¡¡Que se haga justicia y se hizo!!



2. La historia de Gerardo.

El médico abusador.


Nuestro protagonista es un médico de esos miles que hoy están salvando la vida de millones ante la amenaza que representa el bicho en nuestro país.


Gerardo Vicente es su nombre y habita la región del sureste en los Tuxtlas.


Él ha salvado muchas vidas y por eso mismo es reconocido por sus compañeros de oficio y la comunidad en la que habita.


Para él y todos los que nos protegen todos los días, ¡¡Muchas gracias!!


Quiso la mala fortuna que nuestro héroe fuera evidenciado por la dolida hija de un político en la región, quien perdió la batalla ante la pandemia en fechas recientes. Ella acusó de haber sido extorsionada por el galeno al pedirle éste, dinero para salvar la vida de su progenitor. Por no hacerlo, el insensible profesional de la salud le dejo morir.


¡¡Vaya miserable!!


Afortunademente se hizo valer la ley y el hombre hoy se encuentra tras las rejas para ser juzgado por sus actos criminales.


¡¡Que se haga justicia y se hizo!!



3. La historia de Rosario.

La maestra estafadora.


Ella es Chayito. Mujer madura de hermoso semblante.


Conocida por su larga trayectoria en lo social, Chayo se ha caracterizado por ser una luchadora incansable en favor de los menos favorecidos.


En su haber se cuentan acciones de gobierno muy importantes.


Se cuenta que entre sus hazañas logró desenmascarar a un villano que pretendía tomar el control del imperio. Que bueno que lo hizo y mejor aún, acompañada de su pareja sentimental en aquella época. Esta proeza le costó el desprestigio entre sus compañeros ideológicos quienes la relegaron del escenario político.


¡¡No importó!!


Años después y gracias a sus buenos oficios, logró posicionarse de nuevo en la cumbre para seguir con su positiva labor.


Otra vez, esa mala racha la alcanzó, y su buen nombre se vio manchado por una serie de acciones que la ensuciaban. Se dijo que había diseñado y operado una red de complicicidades para desviar fondos públicos. Una de esas cosas que no ocurren en el imperio, ¡¡Qué bueno!!


Pero tuvo que llegar el emperador para evidenciar estas malas conductas y así, de una forma equitativa, se le iniciaron a la susodicha investigaciones que la obligaron a presentarse ante un juez. Lo hizo ella por su propio pie y voluntad.


Afortunadamente para todos nosotros, la presunta culpable fue sentenciada y hoy se encuentra en la cárcel.


No lo está debido a las causas que se le imputan, sino a que aparentemente presentó identificaciones con domicilios distintos. ¡¡Vaya delito!!


No importa. Como sea, ya está Rosario en donde deben terminar los malos gracias al juez que la sentenció, aunque éste sea sobrino de una de sus adverarias políticas.


¡¡Que se haga justicia y se hizo!!



4. La historia de Emilio.

El petrolero que no se ensuciaba.


Emilio, de apellidos rimbombantes y familia de alcurnia, es un joven talentoso y muy preparado.


Gracias a todas sus habilidades logró conseguir uno de esos empleos que millones sueñan y que pocos, muy pocos, alcanzan. Una chamba de aquellas donde te pagan muy, pero muy bien.


Ese puesto llegó a pesar de su corta edad y no mucha experiencia en el sector. Esos no fueron obstáculos.


Tristemente, parece que la ambición del histrión lo llevó a cometer actos indebidos e inmorales. Se le acusó del desvío de millonarios recursos y fondos de la empresa para la que trabajaba. Todo lo anterior bien probado y documentado. Este si que es uno de esos delitos que no dejan duda.


Incluso estuvo involucrada su familia más cercana. Se incluyeron a su madre y hermana, ¡¡Imagínense!!


Tanto así que Emilio escapó del imperio para no ser aprendido.


Nuevamente la suerte nos favoreció y con la llegada del Tlatoani al poder, se supo dónde estaba el señor y por él fueron al otro lado del charco para traerlo de vuelta y responder por sus malas acciones.


Hoy está de regreso y tras permanecer varios días en la comodidad de un lujoso hospital, por fin declaró... se dijo inocente y que acusará a aquellos que lo manipularon para que delinquiera.


Un juez sentenció al presesunto criminal a portar un brazalete y entregar su pasaporte para evitar que se escape nuevamente. La pena se hizo más dura cuando le dijeron que que tendrá que pagar por el uso de este artículo en su muñeca cuando regrese a su casa, ¡¡Qué duro!!


Finalmente logramos que la ley se aplique en el caso de Emilio, quien por cierto no pisará la cárcel. ¡¡Qué bueno!!


¡¡Que se haga justicia y.... ¿¿¡¡SE HIZO!!??



Y así, concluyen estas cuatro historias donde queda claro que la ley se aplica por igual y que sin importar quién y cómo, todos los que la violen serán sancionados de acuerdo con el tamaño del acto.


Es lo justo, ¿no creen?



La reflexión del día...


Los contagios siguen, los fallecidos también; la crisis económica comienza a cobrar facturas y a sentirse más. Los delincuentes siguen en lo suyo.


Ayer, el iluminado se presentó en el aeropuerto para pedir que no se le cuestione nada más allá de su famoso avión... ese que no tiene ni Obama.


En el imperio de los sueños la realidad cada vez nos lastima más.


Nos leemos el jueves.


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